jueves, 24 de mayo de 2012

¡LIDICE VIVIRÁ!

En un post anterior (Los curiosos pueden leer Atentado en Praga) les conté un acontecimiento de la II Guerra Mundial, estoy hablando del atentado que se cobró la vida de Reinhard Heydrich, uno de los más importantes jerarcas del Régimen Nazi. La Misión encargada de dicho atentado llevaba el nombre de “Antropoide” y había sido ideada por el gobierno checo que se había conformado en el exilio en la ciudad de Londres luego de que Alemania ocupara los territorios checoslovacos. Dos paracaidistas que servían en la resistencia checa en Inglaterra fueron reclutados para llevar a cabo este atentado. La misión era asesinar a Heydrich que desde 1941 era Protector de Bohemia Moravia, territorio de la ex Checoslovaquia militarmente ocupada por la Alemania Nazi. El gobierno del terror impuesto por Heydrich llevó al ex presidente checo Benes a organizar este plan que se llevó a cabo el 27 de mayo de 1942 en la ciudad de Praga. Heydrich murió unos días después del atentado producto de una septicemia general por las heridas que había sufrido.
Jozef Gabcik y Jan Kubis, los dos paracaidistas, fueron traicionados por un miembro de su grupo y tiempo después se quitaron la vida cuando fueron rodeados por 800 efectivos de las SS en una iglesia donde se ocultaban. Esto fue el 18 de junio de 1942, no había pasado todavía un mes desde el atentado, sin embargo durante ese tiempo en Praga habían sucedido cosas terribles.
Tal vez algunos lo han pensado ya, yo por lo menos cuando leí esta historia lo primero que pensé fue: “la reacción de Hitler debe haber sido terrible”, y no me equivoqué, aunque tampoco descubrí la pólvora, es fácil llegar a esa conclusión.
La ira de Hitler fue desmedida. Al saber del atentado, según el autor Laurent Binet, sus primeras órdenes habrían sido:
  1. Fusilar a 10.000 checos
  2. Ofrecer 1.000.000 de Reichmarks a cualquiera que contribuyera con los arrestos.
Despiadado.

Por suerte para los checos, algunas de las autoridades nazis en Bohemia-Moravia pensaban diferente que el Führer, pero no porque sintieran prurito alguno por ejecutar a 10.000 personas sino que consideraban que una ejecución masiva daría una imagen internacional de que el atentado había sido perpetrado por la resistencia local checa. Esto era inadmisible, el Reich no podía mostrar tal debilidad. Heydrich, la víctima, había sido nombrado protector justamente para eliminar a la resistencia interna, por tanto no se podía mostrar que ésta seguía viva. Esto seguro había sido un plan elucubrado en Londres, pensaban bien los nazis, y los indicios de la escena del crimen lo confirmaron. Se pudo convencer a Hitler de que sólo bastaría con ejecutar a aquellos que hubieran ayudado a los paracaidistas y a sus familias. Releo esta frase y me parece de lo más terrible. Sin embargo por el momento 10.000 checos salvaban sus vidas. Sólo por el momento. La sed de venganza nazi no era tan fácil de saciar.
Entre el 27 de mayo, día del atentado y el 18 de junio, día en que los paracaidistas fueron descubiertos, pasaron cosas atroces en Bohemia-Moravia como consecuencia del atentado y de la ira nazi. Mi intención es relatarles uno de los tantos y lamentables eventos de genocidio de esta época, pero me siento un poco avergonzada por tener que pasar por alto muchas otras ejecuciones que se realizaron antes de lo que yo quiero relatar. Muchas personas murieron por causa de este atentado, todas inocentes. No las paso por alto, sé de ellas y soy consciente del valor de cada una de sus muertes o vidas debería decir. Sin embargo hoy me remitiré al horror que se vivió el 10 de junio de 1942 en el poblado de Lidice.
Una de las teorías más aceptadas para explicar que los nazi hayan elegido Lidice, aunque no la única, es la de una carta muy breve de un hombre hacia una mujer. La carta no decía mucho, eran sólo unas breves frases que podían significar cualquier cosa. Sin embargo de alguna manera las pistas dirigieron a la Gestapo hacia la familia Horak, en el pueblo de Lidice. Aparentemente los Horak tenían un hijo sirviendo en la armada checoslovaca en Londres, que nada tenía que ver con el atentado, ni con los paracaidistas, ni con nada, sin embargo parece que la carta fue suficiente para justificar lo que pasó después. La locura toda de la Alemania Nazi se descargó sobre este pequeño poblado sin razón alguna.
La orden de Hitler era clara al respecto. Los pasos a seguir en cuanto a cualquier comunidad que pudiera estar relacionada con los asesinos o que pudieran estar escondiéndolos eran los siguientes:
-       Ejecutar a todos los hombres mayores de 15 años
-       Transportar a las mujeres a un campo de concentración
-       Reubicar a los niños aptos para la “arianización” en familias alemanas aprobadas
-       Hacer desaparecer el pueblo en su totalidad.
ASI SE HIZO.
El 10 de junio por la madrugada, efectivos de la Gestapo y de las SS llegaron al poblado. Se sacó de sus casas a toda la población con golpizas, gritos y amenazas. Fueron todos encerrados, las mujeres y niños por un lado y los hombres por otro. Durante unas cuantas horas los soldados nazis saquearon y destruyeron absolutamente todo lo que pudieron en el poblado. Por la mañana cuando los ciudadanos fueron liberados del encierro encontraron su pueblo en ruinas.
Siguiendo al pie de la letra las órdenes del Führer, los niños fueron separados de sus madres. Las mujeres fueron llevadas primero a un poblado vecino como parada intermedia en su camino hacia el más temible de los campos de concentración para mujeres, Ravensbruck.
Los niños fueron reubicados en el campo de exterminio de Chelmno. El 1º de julio Eichmann se decidió finalmente sobre la “cuestión de los niños de Lidice” y dio la orden de ejecución. Fueron casi todos gaseados en el campo. Se salvaron unos pocos que según el régimen nazi eran aptos para la “arianización”, es decir que por sus aptitudes y semejanzas con el prototipo de ario perfecto, podían ser adoptados por familias alemanas y así sucedió.
Los hombres fueron todos fusilados en el centro del pueblo y al otro día enterrados, labor que se dejó a un grupo de judíos que fue llevado hasta el lugar con el único fin de cavar una fosa común.
La orden de Hitler fue, LITERALMENTE, hacer desaparecer al pueblo del mapa. La ira del Führer era incontenible. Para eso se tiraron abajo todas las casas que habían quedado en pie, se incendió todo el pueblo, la iglesia fue profanada como así también el cementerio. Finalizado todo se puso un cartel avisando que estaba prohibida la entrada y que quien lo intentara sería fusilado.
No he podido hallarla, aunque confieso que no se si estoy preparada para ver algo así, pero existe una filmación, realizada por los propios nazis, de la destrucción del pueblo. Esta fue utilizada como prueba en los Juicios de Núremberg contra los altos jerarcas nazis.
Lidice y su gente desapareció. El monstruo nazi se tragó a un pueblo entero y lo hizo desvanecerse. Sin embargo, muy por el contrario a lo que Hitler esperaba, la noticia se esparció rápidamente y en poco tiempo el nombre de Lidice estaba en boca de la opinión pública mundial. Los medios de comunicación, que habían sido tan útiles y tan bien utilizados por el Führer se le pusieron en contra. Hasta el momento, las atrocidades del mundo nazi se habían realizado bajo una sombra de misterio, de alguna u otra manera el mundo desconocía lo que pasaba puertas adentro del Reich. Sin embargo Lidice traspasó las fronteras y todo el mundo supo la verdad.
La opinión pública mundial repudió la masacre. Plazas, calles, edificios y pueblos fueron nombrados como el poblado, hasta en Centro y Sud América. Desde ese momento la Unión Soviética luchó en nombre de Lidice. En Inglaterra apareció un slogan que recorrió el mundo que decía: “Lidice shall live!” (¡Lidice vivirá!).      
340 ciudadanos del pueblo fueron asesinados y 1300 fue el número total de muertos que se cobró la venganza nazi por el atentado a Heydrich. Algunas mujeres sobrevivieron a Ravensbruck y regresaron a Lidice que fue reconstruido en 1949. Sólo 17 niños fueron restituidos a sus madres. 
Desde que leí lo sucedido me he preguntado si se puede ver algo positivo en el atentado en contra de Heydrich. Sí, se eliminó a uno de los más temibles jerarcas nazis, uno de los cerebros detrás de la Solución Final, pero también es cierto que a pesar de su muerte la maquinaria del Holocausto ya estaba en marcha y fue imposible frenarla. ¿Sirvió entonces de algo el atentado? ¿El hecho de que la opinión pública tuviera conocimiento de esta masacre pudo cambiar en algo las cosas? Me cuesta responderme sin desdecirme una y otra vez. Seguramente, con o sin atentado, las vejaciones a la humanidad habrían sido las mismas o tal vez no, la historia es una sola y las interpretaciones pueden ser muchas. Lo único de lo que estoy segura es de la importancia de que cada vez más gente conozca estos sucesos que forman parte de nuestro pasado. La II Guerra Mundial marcó un antes y un después en el mundo entero y en ese mundo vivimos todos nosotros. En cada país hay un Lidice, aunque tal vez con otro nombre y en otras circunstancias, que siempre hemos de recordar, y nunca pero nunca olvidar para no permitir jamás que algo así vuelva a suceder. 
¡AHORA YA LO SABES!
Lic. Diana Fubini
Bibliografía
-       Binet, Laurent, HHhH, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, 2012
-       www.lidice-memorial.cz

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